Un buen día, aparecen unos mamotretos que miden la velocidad y registran las patentes de los vehículos que pasan frente a ellos y la cadena municipal de la felicidad pautada transmite en directo y en continuado semejante avance tecnológico…
Encargado de comunicar la buena nueva es uno de tantos funcionarios que orbitan en torno a la influyente secretaría a cargo de Tomás Marisco, en este caso Martín Moyano, un converso que, como muchos de su tipo, tras pasarse alevosamente de mando, se ha vuelto fundamentalista hasta límites indignos, acaso para tratar de borrar la vergüenza por lo poco que duraron sus aguerridos principios: cuando le dieron un sueldito, se olvidó de todo lo que decía en contra de la actual administración municipal y de cómo peregrinaba por despachos opositores dando letra y buscando un conchabo.
No sólo estos detectores de velocidad han venido a poner a la ciudad en otra dimensión tecnológica: también están los semáforos “anti estrés” que, entre otros aportes fundamentales, permiten medir el tiempo que un conductor tiene para mirar el celular si le toca parar en una esquina y esperar que la luz se ponga verde…
Quizás convenga dejar en claro que no están mal estos detalles ni mucho menos son criticables. Hasta podrían ser simpáticos si no se pretendiera empalagar con ellos.
Lo preocupante es que en torno a su instalación se pretenda imponer tanta trascendencia y hasta pasen a ser “la” noticia mayor por un par de días, casi cómo si no pasara otra cosa, no hubiera problemas mayores y más graves y la ciudad fuese una obra de arte que, de tan acabada, sólo requiere del artista a cargo, una pinceladas magistrales que la mantengan en su esplendor.
“Secretaría de Gestión de Urbana” es el pomposo nombre con que denominarán al área dirigida por uno de los abogados “modelo Siglo XXI” (con todo lo que eso significa en el mundillo académico) que ocupan lugares estratégicos en la administración de Héctor Gay.
Quienes suelen sentir las vías respiratorias congestionadas ante la abundancia del humo de artificio deberían cuidarse: tal cual si fuera una versión kitsch del París Saint Germain se han llevado a un “refuerzo de jerarquía” para la próxima temporada: el inefable Federico Tucat, quien, tras haber recuperado cierta tranquilidad al saber que tendrá un salario para pagar el resumen de su tarjeta, enseguida volvió por las andadas y mandó a avisar que él va a ese lugar “para ser un dos de Marisco con amplias facultades transformadoras y marcar su propia impronta”.
En los pasillos del colorido segundo piso del edificio Bicentenario, algunos no están para nada seguros de eso y prefieren quedarse con las palabras con las que puertas adentro se explicó su arribo: “En algún lugar había que meterlo, porque los radicales no lo pueden ni ver, pero peor sería dejarlo suelto, así que viene acá, porque a Marisco no se le anima”.
Si esto parece poco, convendría no pasar por alto que otra porción grande del aparato municipal, pasará a quedar en manos de otro abogado del nuevo milenio, en este caso, involuntario y nervioso adherente a la misma escuela de expresión corporal y contorsionismo a la que acudió legendario charanguista Jaime Torres: Marcos Streitemberger, quien ya antes de empezar, acaso temeroso del peso que recaerá sobre sus hombros, ya se anda quejando de la “herencia recibida” y la cantidad de “quilombos sin resolver” que le deja Adrián Jouglard.
Lo cierto es que a su cargo (ahora César Tomassi cayó en desgracia ante el avance arrollador de la juventud) en esta secretaría, casi tributaria de la de Marisco a quien Streitemberger reporta con febril devoción, quedarán cuestiones sensibles desde lo económico, por caso la Sapem Ambiental que muy probablemente se intentará privatizar antes de que Gay termine su mandato, tras el fallido intento de hace poco más de un año.
Para quienes entienden que una parte fundamental (si no la más importante. según su curioso criterio) de gobernar una ciudad es facilitar oportunidades de negocios para privados (y si son amigos, mejor), un contrato de más de mil millones de pesos anuales en manos públicas es una situación indigerible, un desperdicio, casi una afrenta al ideario neoliberal…
Y a propósito de Tomassi (cuyo corrimiento a unos cuantos le suena a antesala de una despedida) quizás no esté de más señalar que a su flamante cartera de Producción, le han adosado a la ex senadora Julieta Centeno, cuya salida de la actividad pública para instalar un vivero fue calurosamente saludada como ejemplo hace apenas un par de años.
Le duró poco la iniciativa, ahora será la segunda del ex jefe de Gabinete, del mismo modo que Diego Riva, otro “regresado” que, en su momento, había dicho que “se iría para no volver”, tras haber concretado algunos negocios en Vaca Muerta y con estrechos lazos con la Unión Industrial bahiense, con todo lo que eso significa en la Bahía de estos tiempos.
Y si de vueltas llamativas se trata, en algunos corrillos hasta se mencionó la posibilidad de que Fabián Tuya, protagonista en marzo de este año de un grave incidente de tránsito con negativa al test de alcoholemia incluido, vuelva a ser convocado al elenco municipal desde el entendimiento que el asunto ya salió del candelero.
Otros, un poco más cautos, negaron esa posibilidad desde una cuota de razonabilidad: “está bien que las elecciones hayan salido bien, pero no convendría tirar tanto del piolín. Se trata de alguien que mintió con un asunto muy sensible”, argumentaron.
Tampoco faltan quienes detrás de las versiones del regreso de Tuya ven las intenciones del ex legislador Santiago Nardelli, a quien atribuyen el intento de colocar como representante del municipio en el directorio del Consorcio de Gestión del Puerto al ex funcionario breiteinsteinista, precandidato larraburista y luego funcionario macrista Adrián Schardgrodsky.
“Parece que tienen una real afinidad ideológica con Santiago… la multiplicidad de colores con tal de cobrar”, deslizó con evidente ironía la misma fuente, quien además insistió con que no está tan cerrado que Adrián Jouglard (otro que en un reportaje se autodefinió como “nardellista”) vaya a ser presidente del HCD, aunque estimó que la sangre finalmente podría no llegar al río y la cosa no pasaría de un ajuste de clavijas para dejar en claro que en el tan mentado “triunvirato” que conduce al municipio no hay espacio para nada que no tenga el visto bueno de la senadora Nidia Moirano.
“¿Pasó usted por mi casa? Por su casa no pasé…”
Pero de estos asuntos del oficialismo casi no se habla. Quedan rápidamente en el olvido ante la necesidad de quienes deberían señalarlos de no hacer ni olas ni nada que pueda poner en riesgo la cuota mensual de publicidad municipal.
A fin de cuentas la Sapem Ambiental como la de Transporte también es proveedora de pauta para unos cuantos voceros oficialistas, algunos de los cuales, acaso con un poquitín de remordimiento ante la alevosía de su proceder, han encontrado un curioso método de retroalimentación y pretendida exculpación de sus pecados, que recuerda a aquella canciones que pretenden su gracia en poder repetir su letra hasta e infinito, tipo “Hola Don Pepito, hola Don José”, “La Mar estaba Serena” o alguna por el estilo.
Entonces han iniciado una especie de círculo de entrevistas entre ellos mismos, en el que unos se van preguntando a otros: “¿Viste qué dicen que la pauta puede condicionar nuestro trabajo? ¿A vos como periodista independiene, te ha pasado algo de eso?”, preguntan unos…
“Jamás… yo nunca sufrí censura, ni me autocensuré, ni nadie me dijo sobre qué puedo hablar o escribir o no, ni a quien le puedo hacer una nota o no”, responden otros.
Y a la semana siguiente, los roles se invierten y los que primero preguntaban, ahora responden y viceversa, eso sí, desde la atalaya del mutuo reconocimiento de sus respectivas independencias…
Eso sí, ni unos ni otros resistirían una larga lista de temas en los que directamente no se han metido, por las dudas; otros tantos en los que no han hecho lo suficiente para no pasar a mayores y unos cuantos en los que han batido el parche por demás, a sabiendas de que con eso no sólo no pondrían en riesgo su vianda sino hasta agradarían al viandante, que no es otro que Pablo Romera, el tercer “supersecretario” de la nueva versión de la administración que se pondrá en marcha en pocos días.
Una estructura que ha adquirido tal tamaño y preponderancia que pareciera asumir muchos más riesgos de sufrir daños ante fallas propias que por méritos ajenos de una oposición desdibujada.
En efecto, hay una larga lista de situaciones internas que permiten avizorar que los conflictos que se vienen podrían provenir mucho más de las propias entrañas de la alianza denominada “Juntos” que de la capacidad del kirchnerismo/peronismo bahiense por imponer algún tema.
Quizás baste repasar la lista de participantes y los dichos de la anfitriona en el reciente cumpleaños de Elisa Carrió para tener un adelanto sobre lo que puede venir desde ese lado de la grieta.
Aunque casi no se lo haya mencionado porque también a nivel nacional hay hijos y entenados en materia periodística, ni Facundo Manes (principal argumento del triunfo radical en la Sexta Sección) ni Emilio Monzó no pasaron ni cerca de Capilla del Señor, donde encima, algunos que fueron, cobraron parejito…
Pero de eso no se habla tanto, porque no sea cosa de hacerle un favor a los odiosos K que, encima, tampoco hacen ni el menor esfuerzo por que se demuestre que de ninguna manera son eso que se dice que son, pero bueno, tampoco es que se le puede decir que no a un sobreseimiento antes de llegar a juicio…
Un dato final referido con las huestes peronistas que a ciertos observadores del ajedrez local no se pasa por alto tiene que ver con el gran debut del abogado Luis Calderaro en su rol de director nacional con llegada en dos ministerios: el de Justicia y el de Educación.
Que los titulares de ambas carteras, Martín Soria y Jaime Perczyck, confluyan en las próximas horas en la ciudad para una actividad académica no es un detalle menor y, para algunos, confirma que ya licenciado del corset de una concejalía en desventaja y en el aguado contexto del HCD local, “Luly” también puede ser un actor capaz de tallar fuerte con miras al 2023.
“¿Cuántos dirigentes locales tienen capacidad para hacer bajar a dos ministros nacionales a la ciudad?”, se preguntaron, como para fundamentar su apreciación.
En otros momentos de la historia, hasta podría haber sido un alivio mirar el almanaque y advertir que mañana empieza diciembre y con él último mes llega el espíritu navideño y la antesala de las vacaciones de verano, una época en la que a ningún argentino (se vaya a Miami, Brasil, Mar del Plata o La Salada) se le ocurriría andar pensando en revoluciones, estallidos sociales y esas cosas.
De 2001 a esta parte, algunas veces menos y otras más (cómo en estos últimos años), ni siquiera eso puede vaticinarse desde una cuota de sensatez. Ojalá que no pase nada peor de lo que ya viene pasando… pero ¿alguien se anima a asegurarlo?
Fuente fotografía: Telefé